Hola a todos 👋 bienvenidos a la Newsletter de Team Hackers 🎖️
Soy Felipe Polo y escribo esta newsletter para ayudar a fundadores y operadores de compañías a sistematizarlas y escalarlas.
Comparto artículos semanales con sistemas accionables y tips sobre estrategia empresarial.
Llevo toda la semana desolado por todo lo que está ocurriendo en Valencia. Por favor, ayuda donando, quitando barro o de la manera que sea, pero ayuda.
Dos opciones de primera mano que te ofrezco:
Dos mentores de Seedrocket lo están haciendo increíble. En este post los podéis ver en acción. Si queréis donarles a ellos (que están en primera línea) contactadles por Twitter.
No sé si te he contado alguna vez que tengo una marca de 🍻 artesanal. Lucía la fundadora ha sacado una lata especial “Lata cero” cuyas ventas se donarán íntegramente a Valencia. Ella también ha bajado para ayudar en persona.
Este dolor me ha hecho recordar una canción que me conmueve cada vez que la escucho.
En 1991 Conor Clapton, de 4 años de edad, falleció en un trágico accidente.
Un año después su padre, Eric, compuso este tema. Lo tocó en cada uno de sus conciertos hasta el año 2004, el año en que logró sanar un poco su herida.
Esta canción va por todas las víctimas de la inundación.
¿Planteando tu presupuesto del próximo año?
En Sherpa Platform hemos creado una sección de formaciones financieras para agencias llamadas expediciones a las que te puedes apuntar aquí.
La próxima será el miércoles 20 a las 17:00, y en ella desvelaremos las claves para realizar un buen presupuesto de cara a 2025. Este es el link de registro.
Y ahora sí, arrancamos.
Muchos dudan del valor concreto de algo tan "abstracto" como una visión empresarial. Al fin y al cabo, ¿qué importancia pueden tener las ideas frente a la cruda realidad?
Pero si a veces ves la visión como una simple frase inspiradora, superficial y, hasta simplista, quizás es porque nunca hayas experimentado una lo suficientemente potente.
Porque las visiones se viven…
Y su influencia es absolutamente transversal, afectando todo lo que sucede en una empresa desde el día 1, hasta el peor de los escenarios. De hecho, si miras de cerca a las empresas que sobreviven a las crisis verás que muchas se sostienen gracias a una visión bien definida.
Y de eso hablaremos hoy.
En esta edición te llevarás…
🎯 Cómo mantener el rumbo con la “regla 1-60”
🔍 El valor estratégico de una visión bien alineada
😅 El “momento a-ha” en cada uno de los tres niveles de visión
🚀 Por qué la visión empresarial no es bullshit, pero tampoco magia
📂 Una plantilla con ejercicios simples y prácticos para mantener tu rumbo
📹 El vídeo de la charla que mantuve en la pasada Product Hackers Conference
La edición de hoy está basada en una charla que mantuve en la pasada Product Hackers Conference titulada “La brújula del crecimiento” con el gran Miguel Sanz.
En esta conversación conté que perdimos 3,6 millones de euros en 72 horas tras la crisis del COVID, y un año después vendimos la compañía.
Si quieres saber qué sucedió entre medias, te invito a ver el video donde cuento:
Cómo descubrir si tu visión personal está en sintonía con el proyecto que quieres construir
– Evita la trampa de la “inercia” y construye algo que realmente te motive a levantarte cada mañana.
Las claves para crear una visión compartida con tus socios que realmente multiplique resultados
– Una visión clara no solo alinea esfuerzos, sino que marca una diferencia real, sobre todo cuando el proyecto enfrenta momentos difíciles.
Por qué tus valores deberían ser algo que te cueste dinero
– Descubre cómo los valores bien definidos sostienen el rumbo de una empresa incluso bajo presión.
Un ejercicio simple pero poderoso para evaluar tu visión a corto, medio y largo plazo
– Conoce una técnica práctica para convertir la visión en acciones concretas y mantener el rumbo claro.
La visión empresarial no es bullshit, pero tampoco magia: es dirección
Es cierto que en muchas empresas la visión queda como simple decoración en la pared, palabras vacías que nadie sigue. Pero ignorar la importancia de tener un rumbo es absurdo.
La visión empresarial, cuando se toma en serio, sirve de guía, de inspiración y de motor para un equipo. Sin ella, todo se reduce a pura improvisación.
¿De verdad creemos que todas esas empresas que han transformado industrias enteras —desde Apple hasta Tesla— lograron su éxito simplemente “improvisando”? ¿Que un día se levantaron y dijeron: "A ver qué sale hoy"?
¿Por qué digo que es dirección? Porque es una herramienta estratégica que cuando se define bien y permite que todos en la empresa se alineen hacia un mismo objetivo - mejorando la coherencia y consistencia en cada decisión, cada proyecto, cada esfuerzo.
¿Pero cómo funciona esto en la práctica? Vamos a desmontar la idea de que una visión es pura “decoración corporativa” y analizar su impacto real en la operación y supervivencia de una empresa.
Y ya que estamos en confianza, me atrevo a preguntar ¿estás usando tu visión como una herramienta estratégica, o solo como un eslogan?
En cualquier caso, quédate que este post puede darte -al menos- ideas sobre cómo implementar mejor tu visión.
El valor estratégico de la visión empresarial
En un mercado competitivo, donde retener talento es cada vez más difícil, trabajar en una empresa con una visión que inspire se convierte en una ventaja clave.
Las personas buscan que su trabajo tenga un propósito, y la visión conecta las tareas del día a día con un objetivo mayor. Sin esta claridad, el propósito se diluye, y con él, la motivación del equipo.
Y aquí viene un punto crucial: la visión impulsa la innovación. Cuando una empresa sabe hacia dónde va, crea un marco en el cual no solo busca sobrevivir, sino marcar una diferencia.
Con una visión sólida, el equipo se siente respaldado para experimentar y proponer soluciones, sabiendo que están alineadas con un objetivo superior. En cambio, sin visión, la innovación se convierte en algo errático, y la empresa puede quedarse atrapada en una rutina sin avances significativos.
Que muchas visiones se queden en la pared no significa que sea inútil, sino que muchas veces no sabemos cómo usarla
La regla 1-60 y su aplicación en la visión
Aquí es donde entra la regla del 1-60, una técnica de navegación que ilustra cómo una pequeña desviación puede hacer que termines muy lejos de tu destino.
En aviación, esta regla establece que una desviación de solo 1 grado durante un trayecto de 60 millas acumula una diferencia de una milla en el destino.
¿Qué significa esto en el contexto de la visión empresarial? Que incluso una mínima falta de enfoque, si no se corrige, puede llevar a la empresa muy lejos de su propósito inicial. Si hoy no estás reposicionando un poquito, a la larga vas a acabar muy lejos de tu destino.
Entonces, la regla 1-60 nos enseña que es mejor revisar el enfoque y corregir un poco cada día que tener que hacer un cambio drástico cuando el rumbo ya se ha perdido.
La clave está en los pequeños ajustes continuos, esos movimientos de precisión que, en el largo plazo, mantienen a la empresa en el camino correcto.
Además, esta regla también tiene una lectura inversa: si el objetivo parece estar lejos, lo que se necesita son esos "graditos" de corrección que poco a poco nos acerquen a donde queremos estar. No es necesario un volantazo; basta con una alineación constante y precisa con la visión para evitar los desvíos grandes.
"Entonces, la frase esa de 'es más probable que llegues a donde quieres llegar si sabes a dónde quieres llegar' cobra sentido en este caso.
Es sencillo decir que la visión no importa cuando solo sabes trabajar en el día a día. Pero esa es la gran diferencia entre un líder y un simple ejecutor.
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Los tres niveles de una visión compartida
1. Alineación contigo mismo: Conexión personal y energía sostenida
La visión no comienza en la empresa ni en un documento; comienza contigo. Con tus motivos, tus valores y la energía que llevas a tu proyecto cada día.
Una visión auténtica y alineada contigo se convierte en un motor que te impulsa a sortear cualquier obstáculo. Tener una visión clara significa que sabes qué tipo de proyecto quieres construir y por qué te importa tanto.
Esta conexión personal es clave, ya que te permite filtrar qué cosas realmente importan y cuáles no. Cuando tu visión está alineada contigo, te levantas cada día con la certeza de que cada paso contribuye a algo que realmente te importa, evitando que caigas en el cansancio de las tareas sin sentido.
“La claridad de propósito te da una razón para levantarte cada mañana y una misión en la que enfocarte cada día. Sin una conexión profunda con esa misión, solo estarás persiguiendo una lista de tareas sin alma.” — Simon Sinek, Start with Why
2. Alineación con tus socios: Compromiso y coherencia en la dirección
El segundo nivel de la visión es compartirla con tus socios, lo cual requiere claridad y compromiso mutuo.
No es fácil, ya que cada socio puede tener prioridades distintas o perspectivas diversas. Sin embargo, cuando todos comparten una visión, pueden enfrentar juntos los altibajos y tomar decisiones coherentes, incluso si estas son difíciles.
En los primeros años, cuando las bases del negocio aún están en formación, la visión compartida actúa como un acuerdo que establece un rumbo común y evita conflictos en el camino. A medida que el negocio crece, la visión se convierte en un filtro de decisiones que permite a todos mantener el enfoque, recordando por qué iniciaron el proyecto y hacia dónde quieren llevarlo.
⚠️Ojo: la visión de cada socio con respecto al negocio podría ir cambiando con el tiempo porque somos humanos y nuestras circunstancias personales también se van adaptando. Por eso es crítico revisar cada cierto tiempo con tus socios si el destino sigue siendo el mismo o no.
3. Alineación con tu equipo: Inspiración y cultura de valores vividos
El tercer nivel de visión implica transmitir esa visión de manera que inspire y motive a cada miembro del equipo. Aquí es donde la visión se convierte en una cultura y el equipo la vive
Este nivel es clave para el crecimiento sostenible, porque cuando el equipo está alineado, todos empujan en la misma dirección.
Y pocas cosas empoderan más a las personas que sentir que forman parte de algo significativo, un propósito que consideran propio.
Más allá de la teoría, vivir la visión
La visión enfoca, inspira y genera cohesión, especialmente en los momentos difíciles. No es solo un ideal bonito para la web; es la brújula de la empresa, lo que te mantiene firme cuando las cosas se ponen feas.
La importancia de estos 3 niveles: Enfocar y construir con sentido
Una visión clara y compartida en estos niveles te ayuda a:
Evitar la inercia: En vez de moverte sin rumbo o seguir la corriente, tienes una guía para cada paso y tomas decisiones alineadas con lo que realmente importa.
Tomar decisiones coherentes: Una visión compartida concentra los esfuerzos y multiplica resultados.
Conectar e inspirar: Una visión auténtica no solo inspira; es un motor de energía. No es solo un plan de negocio; es una narrativa que transforma el trabajo diario en algo más grande y significativo.
Conclusión
La visión no es solo un ideal que suena bien en papel; es la brújula que define la dirección, el compromiso y el propósito del proyecto, independientemente de la etapa en la que te encuentres.
Incluso, si te toca afrontar algún mal momento. Precisamente porque sirve como un punto de referencia que evita que una empresa pierda su rumbo cuando las cosas se ponen difíciles.
Claro, no es una varita mágica que resuelve todo, pero tener una visión clara permite que las decisiones, incluso en tiempos de emergencia, no sean solo reacciones desesperadas, sino acciones alineadas con los objetivos de fondo.
Desde esos primeros años, donde te ayuda a tomar decisiones con claridad, hasta el crecimiento que demanda cohesión y enfoque, y los momentos de consolidación en los que se convierte en un motor de renovación, la visión es lo que mantiene viva la esencia de lo que estás construyendo.
Cuando la visión está bien alineada en estos tres niveles, tu proyecto se convierte en algo más poderoso que una empresa: se convierte en un propósito compartido.
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🔮 Descarga aquí la herramienta de visión de la que hablo en el vídeo
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